Benoit Piet no se va a llevar el título de padre del año. Este francés de 42 años acaba de confesar en un tribunal francés que asesinó a su esposa Adeline en 2006, cuando ella tenía 34 años en 2006, y que, tras dos años con su cadáver enterrado en el jardín y ante el hostigamiento policial,
decidió deshacerse del cuerpo por un método brutal: cocinó el cadáver en una barbacoa y alimentó a sus siete hijos con él.
Los hijos, dos de ellos nacidos en un matrimonio anterior de la difunta, tienen entre 12 y 20 años y escucharon la confesión del asesino en un juzgado: “Prometo decir la verdad a mis hijos. Y un tribunal es un buen momento de hacerlo después de tantas mentiras”. Las mentiras a las que se refiere se iniciaron en julio 2006, mes en que Adeline desapareció y se inició una infructuosa búsqueda a nivel nacional. La mujer acababa de solicitar el divorcio de de Benoit, y su marido declaró que sospechaba que podía haberse suicidado.
Dos años después, en 2008, el hombre cambió su declaración de los hechos. En aquella ocasión fueron “dos extraños” los que habían asesinado a su esposa. Ante las contradicciones de su declaración la policía francesa siguió apretando a Piet, hasta que finalmente ha declarado que mató a su esposa “accidentalmente” durante un forcejeo. Lo peor vino después, pues ya habían transcurrido dos años desde el “accidente” cuando decidió ocultar para siempre el cadáver de Adeline…en el estómago de sus hijos:
“En mayo de 2008 desenterré el cadáver y cociné los restos en la barbacoa”.
La pareja vivía en una casa retirada en una localidad de nombre profético: San Malo, en la pintoresca costa de la Britania. Hoy viernes el tribunal está previsto que se dicte la sentencia del asesino, que puede ser condenado a cadena perpetua.
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